¿Quién gana con tus datos? Reflexiones sobre privacidad, ciberseguridad y monetización en la era digital
- Pilar Paredes

- 19 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 jun

Vivimos conectados.
Cada vez navegamos una web, contratamos una aplicación o simplemente tenemos el móvil en el bolsillo, dejamos huella: nuestra huella digital. Esta huella no es abstracción alguna: es datos concretos de nuestros hábitos e intereses, localización, comportamiento de compra… y su valor para las compañías es incalculable.
Pero al mismo tiempo que prospera el negocio de los datos personales también crecen las inquietudes: ¿Quién tiene nuestra información? ¿Está segura? ¿Podemos beneficiarnos de ella?
La huella digital: el nuevo oro del siglo XXI
Actualmente, los datos personales constituyen uno de los activos más preciados del ecosistema digital. Negocios, plataformas y productos de inteligencia artificial se nutren de ellos para proporcionar productos más personalizados, para tomar decisiones tácticas o, sencillamente, generar beneficio.
Pero la mayoría de las personas no están totalmente conscientes de la amplitud ni de la importancia de su huella digital. A menudo cedemos información sin conocimiento ni idea de para qué la emplearán.
Protección de datos: más allá del consentimiento.
Aunque existen regulaciones como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), que requieren consentimiento expreso e informado, en la práctica, demasiadas veces ese consentimiento se diluye entre formularios confusos y condiciones interminables.
Esto plantea una cuestión importante: ¿podemos realmente hablar de consentimiento si no comprendemos lo que estamos aceptando?
Las empresas deben asumir una responsabilidad activa en el tratamiento ético de los datos.
No sólo se necesita cumplir la legislación: deben asegurarse la transparencia, restringir la utilización de la información y proteger la privacidad de los usuarios como un principio fundacional para la empresa y no como una simple obligación legal.
Monetización de datos: ¿una oportunidad para el usuario?
Como respuesta a este descontrol, están emergiendo modelos que permiten a los propios usuarios monetizar sus datos de manera voluntaria. Es decir, cederlos a cambio de beneficios económicos u otros incentivos, siempre bajo sus propios términos.
Pero, ¿quién gana con tus datos?
Este concepto, inicialmente atractivo, necesita un equilibrio delicado: asegurarse de que el usuario comprenda plenamente el intercambio y de que la información se maneje con estándares estrictos de seguridad y ética.
Ciberseguridad: la base de toda economía basada en datos
Recuperar y almacenar grandes cantidades de datos implica un riesgo evidente: las brechas de seguridad.Desde ataques informáticos hasta filtraciones accidentales, la exposición de datos puede ser extremadamente costosa tanto para las personas afectadas como para la reputación de las empresas.
Por eso, la ciberseguridad ya no es opcional; es imprescindible invertir seriamente en sistemas sólidos, procesos de prevención y, sobre todo, en una cultura organizativa que priorice la seguridad de los datos.
Además, las compañías deben tener un plan definido para actuar con rapidez y transparencia ante cualquier incidente, reduciendo los daños y reforzando la confianza.
Inteligencia Artificial y regulación: lo que está por venir
La IA multiplica las posibilidades de análisis de datos personales. Puede identificar patrones, prever comportamientos e incluso automatizar decisiones.
Pero también abre nuevos riesgos como el uso indebido de información sensible o algoritmos sesgados que impactan directamente en las personas.
Por eso, resulta urgente establecer normas más claras y eficaces para regular la aplicación de la IA a los datos personales. No solo para evitar abusos, sino para sentar las bases de un desarrollo tecnológico sostenible, justo y respetuoso de la privacidad individual.
El debate ya no es sólo tecnológico, sino también ético y social.Necesitamos avanzar hacia un nuevo pacto digital, donde los usuarios tengan el control real de sus datos, las empresas actúen con responsabilidad y la tecnología esté al servicio del bienestar común.
Porque en un mundo donde los datos son poder, protegerlos es protegernos.
Soy consultora estratégica especializada en innovación y tecnología. Ayudo a emprendedores y empresas a integrar la inteligencia de datos en sus modelos de negocio sin perder de vista la privacidad, la ética y la competitividad.
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