Economía y tecnología en España: ¿puede la economía española liderar la era digital?
- Pilar Paredes

- 24 nov
- 6 Min. de lectura

Tecnología, política europea y las dos velocidades de España
En los últimos años hemos oído dos mensajes que parecen contradictorios:
“La economía española crece por encima de la media europea”.
“España sigue por detrás en innovación y tecnología”.
Las dos cosas son verdad. Y ahí está la clave.
En este artículo intento responder, con datos, a varias preguntas incómodas: ¿ayuda la economía a la tecnología?, ¿pueden vivir una sin la otra?, ¿existen dos velocidades entre lo público y lo privado?, ¿y entre grandes empresas y pymes?
1. ¿En qué punto está la economía española ahora mismo?
En 2024, el PIB español creció alrededor de un 3,2–3,5%, liderando de nuevo el crecimiento en la zona euro, impulsado por el consumo interno y la inversión.
Somos una economía que crece razonablemente bien, con sectores fuertes como turismo, servicios, construcción y parte de la industria. Pero crecer no es lo mismo que transformarse.
La gran pregunta no es solo cuánto crece España, sino de qué vive España… y si ese modelo aguanta en un mundo cada vez más digital y automatizado.
2. ¿Qué peso tiene hoy la tecnología en la economía española?
La llamada economía digital (comercio electrónico, servicios digitales, plataformas, software, telecomunicaciones, etc.) ya supone aproximadamente un 26% del PIB español, con un impacto estimado de unos 414.000 millones de euros en 2024–2025, creciendo muy por encima del PIB general.
Solo el sector tecnológico digital (TIC, software, servicios digitales, comunicaciones…) facturó más de 138.000 millones de euros en 2024, con un crecimiento del 5,6% y cuatro años consecutivos de avance
Es decir:
La tecnología ya no es un “sector más”, es una capa transversal que atraviesa banca, industria, logística, retail, salud, administración pública…
La parte de la economía que se digitaliza más rápido, crece más rápido.
3. ¿La economía está ayudando de verdad a la tecnología?
Sí… pero no lo suficiente.
Por el lado positivo:
España ha incrementado con fuerza su inversión en I+D, llegando al 1,49–1,5% del PIB en 2023–2024 y superando por primera vez los 24.000 millones de euros.
El país mejora en innovación y digitalización, situándose por encima de la media comunitaria en indicadores como capital humano digital y financiación y soporte.
Pero:
Seguimos por debajo de la media de la UE en esfuerzo en I+D, y lejos del objetivo del 3% del PIB marcado a nivel europeo.
Una parte importante del esfuerzo viene del sector público, mientras que la inversión privada en innovación todavía tiene margen de mejora.
En resumen:La economía española ha empezado a apostar por la tecnología, pero todavía lo hace con menos intensidad y continuidad de la necesaria si queremos competir con países que llevan años invirtiendo fuerte y de forma estratégica.
4. ¿Qué papel juega la política europea en todo esto?
La Unión Europea ha lanzado la Década Digital 2030, una estrategia que marca objetivos claros en conectividad, digitalización de empresas, administración electrónica y competencias digitales.
Algunos puntos clave:
Europa quiere que todas las pymes tengan un nivel básico de intensidad digital y que la IA y la nube estén ampliamente desplegadas en el tejido productivo.
España, según el Informe de la Década Digital 2025, destaca en conectividad, servicios públicos digitales y formación TIC, pero va rezagada en digitalización avanzada de empresas, especialmente pymes.
La UE está ajustando su marco regulatorio (AI Act, estrategias de datos, Digital Omnibus…) para equilibrar innovación y protección, simplificando algunas normas para reducir costes a las empresas.
Esto significa que:
La política europea marca el “campo de juego”: reglas de datos, IA, competencia, ayudas, etc.
España no compite sola, compite dentro de ese marco, y ahí la clave está en cómo de rápido somos capaces de aterrizar estas políticas en proyectos reales, empresas competitivas y empleo cualificado.
5. ¿Pueden vivir la economía y la tecnología la una sin la otra?
En 2025, no.
Algunos hechos:
La economía digital ya representa más de una cuarta parte del PIB y es la parte que más crece.
Los sectores tradicionales que mejor resisten (turismo, industria, banca, logística) son precisamente los que más han invertido en digitalización: datos, automatización, comercio electrónico, experiencia de cliente.
Las empresas menos digitalizadas tienden a crecer menos, exportar menos y pagar sueldos más bajos (tendencia que confirman diferentes informes europeos y nacionales de digitalización de pymes).
Podemos formularlo así:
La economía sin tecnología se queda antiguada. La tecnología sin economía real se queda en un PowerPoint.
Para que haya transformación de verdad, la tecnología tiene que resolver problemas económicos concretos: productividad, costes, apertura de mercados, empleos de mayor valor, etc.
6. ¿Existen dos velocidades en España: empresa privada y sector público?
Sí, y además esa brecha es compleja, porque no siempre va en la dirección que pensamos.
Por un lado:
España está muy bien situada en administración electrónica: trámites online, sede electrónica, firma digital, etc. La Comisión Europea ha reconocido el liderazgo español en servicios públicos digitales y despliegue de programas de capacitación.
Hay un gran esfuerzo en programas públicos de digitalización (fondos europeos, ayudas a pymes, programas de formación digital).
Por otro lado:
El sector público sigue arrastrando burocracia, lentitud y rigideces que ralentizan proyectos innovadores, compras de tecnología o colaboración con startups.
Muchas empresas perciben que la relación con la Administración sigue siendo lenta y poco predecible, aunque el canal sea “online”.
Así que sí, se puede hablar de dos velocidades:
Una empresa privada que se digitaliza al ritmo que le exige el mercado (clientes más exigentes, competencia internacional, márgenes ajustados).
Un sector público que ha avanzado mucho en servicios digitales, pero que aún se mueve con inercias del siglo XX en normativa, compras y gestión del cambio.
7. ¿Y dentro de la empresa privada también hay dos velocidades?
Claramente, sí.
Los datos de digitalización muestran que:
Alrededor del 61% de las empresas españolas tiene al menos un nivel básico de intensidad digital.
Pero solo una minoría utiliza de forma significativa IA, cloud o análisis avanzado de datos, y la adopción es mucho mayor en grandes empresas que en pymes.
Se podría resumir así:
Grandes empresas:
Más tecnología, más recursos, más presión competitiva.
Su reto ya no es “tener herramientas”, sino integrarlas bien, gestionar talento y gobernar los datos.
Pymes y microempresas:
Menos recursos, menos tiempo y, a veces, menos conocimiento para elegir bien.
Su reto es dar el primer salto: pasar de herramientas básicas (email, ofimática) a procesos realmente digitales (CRM, automatización, venta online, IA sencilla aplicada al negocio).
8. ¿La política económica está alineada con lo que necesita la tecnología?
Parcialmente.
Puntos a favor:
España está realizando el mayor esfuerzo presupuestario en I+D de su historia reciente, y el Gobierno ha lanzado múltiples programas para digitalización, IA, emprendimiento y formación.
Europa está diseñando una nueva política industrial donde la IA es un pilar central, reconociendo que la competitividad futura será, sobre todo, digital.
Puntos críticos:
La estabilidad regulatoria y la burocracia siguen siendo barreras: es difícil invertir a largo plazo si las reglas cambian a menudo o los trámites son inasumibles para una pyme innovadora.
Hay cierto desfase entre el discurso público (liderazgo digital, innovación, talento) y la realidad diaria de muchas empresas que se encuentran con procedimientos lentos o ayudas difíciles de ejecutar.
9. Entonces… ¿qué deberían hacer hoy las empresas y los emprendedores?
Algunas ideas prácticas, vistas desde la realidad de España y Europa:
Asumir que la tecnología ya no es opcional. No se trata de “si digitalizarse o no”, sino de cómo y a qué ritmo para no quedarse fuera del mercado.
Pensar primero en el modelo de negocio, luego en la herramienta. La tecnología debe servir a una estrategia: más clientes, menos costes, nuevos productos, mejor experiencia de usuario.
Aprovechar el marco europeo, no temerlo. La regulación en IA y datos puede parecer compleja, pero también crea confianza y oportunidades para quien lo hace bien y de forma transparente.
Cerrar la brecha de talento dentro de la empresa. No basta con contratar “un perfil digital”. Hace falta formar a la plantilla, integrar juniors y seniors, y crear una cultura donde aprender tecnología sea parte del trabajo.
Exigir más y mejor de las políticas públicas.Las empresas pueden y deben presionar para simplificar trámites, mejorar convocatorias de ayudas y evitar normas que frenen la innovación sin aportar valor real al ciudadano.
10. ¿Hacia dónde puede ir España en la próxima década?
Los datos muestran dos cosas a la vez:
Que España puede convertirse en un actor relevante en la economía digital europea si consolida su liderazgo en infraestructuras, talento y servicios públicos digitales.
Y que, si no acelera la adopción tecnológica en pymes y no aumenta de forma sostenida la inversión en I+D privada, corre el riesgo de quedarse en un “casi”, un país que crece, pero no lidera.
En otras palabras:
La buena noticia es que España tiene las condiciones necesarias para jugar en primera división digital. La mala noticia es que el partido se está jugando ahora.







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